Situada en el sur de Francia, entre el Mediterráneo y el Atlántico, y atravesada por el río Garona, Toulouse es la cuarta ciudad más poblada de Francia.
Llamada la “ciudad rosa” (la ville rose) por el color de sus casas de ladrillos cocidos de tierra, es una ciudad acogedora y alegre y también joven ya que es la tercera ciudad universitaria del país.
Su rico patrimonio arquitectónico es testigo de su pasado histórico. Fue una ciudad romana próspera y posteriormente la capital del reino visigodo durante 100 años.
Anexionada a Francia después del período Cátaro, se convirtió más tarde en una ciudad renacentista floreciente gracias al “pastel”, un pigmento azul extraído de una planta. Con el, los comerciantes hicieron fortuna lo que les permitió construir los magníficos palacios que podemos admirar en el barrio de Saint-Étienne. El pastel se sigue utilizando hoy para teñir textiles y en cosmética por sus propiedades benéficas para la piel.
En el centro de la ciudad, está la plaza del Capitole con el majestuoso edificio que alberga el Ayuntamiento y el Teatro. Numerosas tiendas, cafeterías y restaurantes la convierten en el lugar más animado de la ciudad.
La Basílica de Saint Sernin es una iglesia románica y sigue siendo una etapa esencial del camino de Santiago. Su campanario de ladrillo es octogonal y en su cripta se pueden admirar unos magníficos bajo relieves de mármol.
El conjunto conventual de los jacobinos fue el primer convento fundado por Santo Domingo. La iglesia es una obra maestra del gótico meridional.
En el interior, su bóveda en forma de palmera se eleva a 28 metros de altura.
Toulouse tiene también numerosos museos, diecinueve en total, entre los cuales destacan el museo des Augustins, el de Historia Natural y el de los Abattoirs, de arte moderno y contemporáneo.
Uno de los grandes atractivos de la ciudad son las orillas del río Garona con sus puentes, sus muelles y sus antiguos puertos.
Y no olvidemos la gastronomía de Toulouse que “casi” por si sola podría justificar una visita a esta ciudad. El “cassoulet” es el plato más conocido de la zona, pero están también las salchichas de Toulouse, el foie gras, el magret y el confit de pato, los quesos de Roquefort y la tomme de los pirineos, los vinos, el Armagnac, los dulces de violeta…