Situada a 310 kilómetros de París y a 190 kilómetros de Lyon, entre dos ríos, el suzon y el Ouche, Dijon es una de las ciudades históricas más bellas de Francia.
Desde la época romana, fue punto de conexión entre la Europa del norte y la región del Mediterráneo. En 1363 se convirtió en la capital del extenso ducado de Borgoña. Anexionada al reinado de Francia en 1477, conservó numerosos privilegios y fue ciudad parlamentaria.
Su excepcional patrimonio arquitectónico, perfectamente conservado, es el testigo del importante papel que ha tenido a lo largo de la historia. Tiene más de noventa monumentos: casas medievales, mansiones palacios iglesias, catedrales…
El palacio de los duques de Borgoña, que hoy alberga el museo de Bellas Artes y el Ayuntamiento, fue en gran parte reconstruido en los siglos XVII y XVIII, pero todavía conserva algunas partes de estilo gótico.
La Torre Philippe le Bon, de estilo clásico y renacentista, con sus 46 metros de altura domina la ciudad.
En frente, se encuentra la plaza de la Liberación con forma de hemiciclo, creada por Mansart, el arquitecto del palacio de Versalles, en el siglo XVII.
El centro de la ciudad tiene muchas callejuelas con edificios destacados.
Detrás del Palacio de los Duques, la rue des Forges fue la calle principal de la ciudad hasta el siglo XVIII. Allí están el Hotel Chambellan de estilo gótico flamígero y la Maison Milsand construida en 1561.
Muy cerca, en la calle Chaudronnerie, se encuentra la Maison de Cariátides de 1630.
La calle Verrerie esta bordeada de casas en entramado, y el Hotel Vogüe, con su magnífico tejado se sitúa en la calle de la Chouette.
Dijon tiene varias iglesias; el rey Francisco I la llamaba:”la ciudad de los cien campanarios”.
La iglesia Notre-Dame es una obra maestra del gótico del siglo XIII.
Está adornada con los símbolos de la ciudad: el reloj de Jacquemart y la “chouette” (la lechuza) que según dicen da buena suerte a los que la acarician con la mano izquierda…
La iglesia Saint-Michel, empezada en el siglo XV y terminada en el siglo XVIII combina el estilo gótico flamígero con detalles renacentistas.
La catedral Saint- Bénigne del siglo XIII es de estilo gótico pero su bella cripta de románica.
La chartreuse de Champmol construida en el siglo XIV por Felipe el Atrevido fue destruida durante la Revolución pero aun queda “el Pozo de Moisés”, una magnífica obra de Claus Sluter, representativa de la escultura medieval de Borgoña.
Dijon tiene varios museos que reflejan les aspectos culturales de la ciudad: Destacan el de Bellas Artes en el Palacio de los Duques, el de arqueología en el antiguo dormitorio de la abadía de Saint-Benigne, y el de la Vida Borgoñona en el monasterio de las “Bernardines”.
Pero la ciudad no tiene solo monumentos, posee también más de 700 hectáreas de zonas verdes, unos veinte parques.
El jardín d’Arcy y el parque de la Colombière están entre los principales.
Dijon es conocida por su mostaza y por el licor de grosella con el que se prepara el famoso aperitivo el kir. Tiene también numerosas especialidades culinarias muy apreciadas a nivel nacional e internacional y se encuentra en una de las zonas vitícolas más prestigiosas de Francia.