La ciudad de Aix-en-Provence se encuentra en la región Provence-Alpes-Côte-d’Azur, a 33 kilómetros al norte de Marsella. Los romanos la fundaron en 122 a. C., atraídos por sus fuentes de aguas calientes.
Aix-en-Provence es una ciudad termal alegre, conocida también por su magnífico patrimonio arquitectónico, el tercero de Francia por su importancia, después de los de París y Versalles. Sus numerosas fuentes, repartidas por sus calles y plazas la han hecho merecedora del sobrenombre de “la ciudad de las mil fuentes”.
La belleza de Aix-en-Provence se descubre callejeando.
Rodeado por las estrechas calles del centro histórico, el Ayuntamiento se encuentra junto a la Torre del Reloj.
En la plaza, la fuente construida en 1755 tiene una columna romana en su centro y todos los días el mercado de las flores llena el lugar de colores.
La Halle aux grains, del siglo XVIII tiene en su fachada un frontón alegórico que representa el río Ródano y el río Durance, fuentes de prosperidad de la ciudad. Hoy alberga la Biblioteca Municipal y la oficina de correos.
El barrio de Saint-Sauveur se encuentra en el lugar de la antigua ciudad romana. Muchas de sus calles han conservado su nombre medieval como la calle Esquicho Coude, la más estrecha de la ciudad, y cuyo nombre provenzal significa “aplasta codo”
En la calle Gaston Saporta, se pueden ver los restos de la antigua muralla. En el lado de los números impares, se yerguen las bellas fachadas de cuatro hoteles particulares de los siglos XVII y XVIII.
La catedral Saint-Sauveur de estilo románico y gótico fue edificada sobre un templo a Apolo, entre los siglos V y XVII. Es famosa por sus puertas de nogal del siglo XVI y por el baptisterio merovingio.
El cours Mirabeau con sus plátanos y sus fuentes, es una de las arterias más frecuentadas.
Allí también se puede admirar los elegantes palacetes que pertenecían a familias de nobles de los siglos XVII y XVIII.
La magnífica fuente de la Rotonde mide 32 metros de diámetro y 12 metros de altura.
En el número 53, se encuentra la Brasserie “Les deux garçons” que solían frecuentar el pintor Paul Cézanne y el escritor Emile Zola.
Paul Cézanne nació en Aix-en-Provence en 1839 y no se puede hablar de esta ciudad sin mencionarle.
Popularizó los paisajes del “Pays d’Aix” en sus lienzos.
El Atelier de Cézanne que se puede visitar, se conserva tal y como lo dejó el artista a su muerte en 1906. Allí, pintó varias de sus obras maestras.
Aix-en-Provence, es un centro cultural importante y posee numerosos museos.
El más destacado es el museo Granet cerca de la iglesia Saint-Jean-de-Malte, que alberga una colección de pinturas importante.
El museo de los tapices en el Palacio de l’Archevêché tiene una amplia colección de piezas fabricadas en Beauvais en los siglos XVII y XVIII.
Alberga también nueve tapices representando la vida de Don quijote. El museo del “Vieil-Aix” expone trajes, vajillas y marionetas para reconstruir la historia de la ciudad.
Aix-en-Provenza es una ciudad muy animada y con un clima privilegiado. En su gastronomía se encuentran los platos provenzales elaborados con los productos que se venden en sus pintorescos mercados. Su especialidad es el “calisson”, un delicioso dulce elaborado con pasta de almendra, y melón y naranja confitados…