Cada año, entre el 7 y el 10 de diciembre, la ciudad de Lyon se llena de magia.
Durante cuatro días, la Fiesta de las Luces, La Fête des Lumières, la transforma en un teatro al aire libre donde la luz es la protagonista absoluta.
Los mejores técnicos y artistas se reúnen en Lyon cada año, para presentar sus creaciones en las que las nuevas iluminaciones y las nuevas escenografías unen la tradición con las innovaciones de las técnicas.
El excepcional patrimonio de la ciudad con sus monumentos, sus ríos, sus calles y sus plazas, sirven de lienzos o de escenarios donde se proyectan las luces que cuentan la historia de los edificios, crean jardines luminosos o dibujan personajes fantásticos o auroras boreales.
Los colores bailan, se componen y se transforman, en armonía con la música que les acompaña, reflejados por las aguas de los ríos Ródano y Saona.
El origen de esta fiesta se remonta a la Edad Media. En 1643, la peste amenazaba la ciudad de Lyon. Asustados, los ciudadanos se pusieron a rezar para pedir protección a la Virgen María y prometieron rendirle homenaje cada año si paraba la epidemia. La ciudad no sufrió la terrible enfermedad y los lioneses mantuvieron su promesa.
El 8 de diciembre de 1852, en recuerdo del voto de 1643, se colocó una estatua de la Virgen en el campanario de la iglesia de la Colina de Fourvière que es hoy, la basílica Notre-Dame-de-Fourvière. Dos años más tarde el papa Pío IX declaraba oficialmente el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción.
Aquella noche, manifestando su devoción, los lioneses encendieron velas para iluminar las ventanas de sus casas… y lo siguen haciendo hoy.
Así nació la Fiesta de las Luces…