El precioso pueblo de Locronan se encuentra en el sur de la región de Bretaña, cerca de Quimper, en un cuadro natural excepcional a cinco kilómetros del mar.
Los Celtas escogieron este lugar para crear un nemeton o santuario donde practicaban sus ritos bajo la dirección de los Druidas pero Locronan debe su nombre a Saint Ronan que se instaló en la región en el siglo V para difundir el cristianismo.
Entre los siglos XIV y XVII, este pueblo fue muy próspero gracias a las manufacturas de telas para velas de barcos. Las telas de Locronan eran muy apreciadas más allá de las fronteras de Francia y se dice que se utilizaron para equipar los barcos de la Armada Invencible y de las carabelas de Cristóbal Colón.
Las bellas construcciones del pueblo pertenecen todas a aquella época de opulencia. Hoy, la principal actividad es el turismo.
Locronan parece haberse parado en el tiempo por la perfecta conservación de sus edificios. Su importante patrimonio arquitectónico lo ha hecho merecedor de varias distinciones: se encuentra en la lista de los pueblos más bonitos de Francia, es parte de los Monumentos Históricos de Francia y ostenta el título de “pequeña ciudad con carácter”.
Alrededor de la gran plaza adoquinada que ha conservado en el centro, el antiguo pozo, se alinean elegantes casas renacentistas, de granito azulado.
La bella iglesia de Saint-Ronan, con su torre cuadrada es de finales del siglo XV. A su lado, la capilla de Penity alberga la tumba del santo. Los dos edificios están comunicados.
Las calles del pueblo están repletas de rincones encantadores y floridos, y albergan varias tiendas de artesanía, talleres de arte y algunas pastelerías donde se prepara el Kouign Amann, el delicioso pastel bretón.
Al final de la calle Moal, se puede ver la preciosa capilla de Notre-Dame-de-Bonne-Nouvelle dedicada a Saint Eutrope, con un calvario y une fuente.
Locronan es conocido por sus “tromenies” que son las procesiones celebradas cada año en el mes de julio, en honor a San Ronan. Cada seis años tiene lugar la «Grande Tromenie”, con un recorrido mayor que incluye el vecino bosque de Nevet y tiene un origen celta. La próxima gran “tromerie” tendrá lugar en 2019.
Este pueblo ha inspirado a numerosos artistas, pintores, escritores como Alphonse de Chateaubriand, Yves Tanguy o Maxime Naufra, y ha sido utilizado como decorado en varias películas.