La singular iglesia de la Madeleine en París se encuentra entre la plaza de la Concorde y la Ópera Garnier y enfrente de la Asamblea Nacional situada en la otra orilla del Sena.
No hay campanarios ni cruces que indican que es una iglesia. Este imponente edificio neoclásico, de 108 metros de largo y 43 metros de ancho, fue concebido como un templo griego.
Cincuenta y dos columnas corintias de 20 metros de alto lo rodean y en sus muros treinta y cuatro nichos albergan estatuas de santos.
En el amplio frontón meridional, una escultura de Henri Lemaire representa a María Magdalena suplicando a Cristo en el Juicio Final.
Las puertas principales de bronce son excepcionales, tanto por sus dimensiones como por su ligereza debida a la técnica de fundición utilizada. Son obra de Henri de Triqueti y están adornadas de relieves representando los Diez Mandamientos.
La construcción de la Madeleine empezó en 1764 bajo el reino de Louis XV y se terminó en 1842. A lo largo de estos años se atribuyó varias destinaciones al edificio. El primer proyecto era de una iglesia y fue interrumpido durante la Revolución. En 1806, Napoleón I decidió utilizarlo para hacer un “Templo de Gloria” dedicado a los soldados de la Gran Armada, pero abandonó la idea después de la inauguración del Arco de Triunfo. Fue de nuevo destinado a ser una iglesia, hasta que el rey Louis Philippe pensó en utilizarlo como estación de ferrocarril… Al final renunció a esta idea, y en 1845 la Madeleine fue consagrada oficialmente como iglesia católica.
En interior de la Madeleine tiene una sola nave. Su estilo barroco contrasta con el exterior del edificio. Desde sus cúpulas profusamente decoradas se difunde una suave luz cenital. Numerosas pinturas y esculturas de artistas célebres ornan la iglesia.
En el altar mayor la escultura que representa el éxtasis de María de Magdalena es de Charles Marochetti y el fresco sobre la historia del cristianismo es de Jules-Claude Ziegler.
Una de las piezas más relevantes de la iglesia es sin duda el órgano de 1846 de Aristide Gavillé-Coll, uno de los mejores de Paris. Este magnífico instrumento ha tenido siempre prestigiosos titulares como Camille Saint-Saëns y Gabriel Fauré…
Durante todo el año la Madeleine ofrece excelentes conciertos de música clásica.