
Conocido mundialmente por sus alineamientos de menhires, el pueblo de Carnac se encuentra en Bretaña en el departamento de Morbihan, entre el golfo de Morbihan y la península de Quiberon.

Se piensa que este lugar ha sido habitado sin interrupción desde el milenio V a.C.

El túmulo Saint-Michel fue construido entre 5000 y 3500 a.C. Mide 125 metros de largo, 62 metros de ancho y 12 metros de alto. Es un monumento funerario reservado para la élite y que contenía varios objetos, hoy expuestos en el museo prehistórico de Carnac.

Los alineamientos megalíticos fueron erigidos entre 4000 y 2000 años a.C. y se extienden sobre una distancia de 4 kilómetros entre la bahía de Plouharnel y el río de Trinité-sur-Mer. Se dividen en cuatro zonas:

Le Menec constituye la extensión mayor con 1165 metros de largo por 100 metros de ancho y 1099 menhires colocados en 11 filas y un cromlech (alineamiento circular) de 72 piedras.

Kermario es el más conocido. Tiene 982 menhires colocados en 10 filas.

A su lado, el cuadrilátero de Manio es un túmulo funerario de piedras de 1 metro de alto, dispuestas en rectángulo.

A unos 50 metros se yergue el Gigante du Manio de unos 6,50 metros de altura.

El alineamiento de Kerlescan es el que está en mejor estado de conservación. Tiene 540 menhires dispuestos en 13 líneas.

Hacia al este, en la carretera que conduce a la Trinité-sur-Mer, se encuentra le Petit Menec con 100 menhires.
No se sabe mucho sobre los hombres que instalaron estas filas de enormes piedras que a lo largo de los siglos han sido objetos de numerosas leyendas.
En el siglo XVIII, empezaron a suscitar el interés de algunos arqueólogos que formularon entonces, la hipótesis errónea de que tenían un origen céltico. A finales del siglo XIX, se hicieron excavaciones que permitieron afirmar que estos menhires pertenecen al periodo neolítico, pero todavía hoy, se sigue sin saber para que se alzaron. Su orientación según la posición del sol durante los solsticios de invierno y de verano, ha hecho suponer que podrían haber tenido una función sagrada siendo monumentos religiosos, o también astronómica para marcar el ciclo de la naturaleza.
