Roussillon es un pueblo encantador… Se encuentra en la región Prôvence-Alpes-Côte-d’Azur, en lo alto de un acantilado del valle de Luberon.
Está incluido entre los pueblos más bellos de Francia.
Situado en el centro del yacimiento de ocre más importante del mundo, este pueblo es único por sus colores que armonizan con los del paisaje que lo rodean. Los resplandecientes tonos de las rocas que varían del amarillo al rojo y al violeta, contrastan con el verde de la vegetación.
Sus casas son sencillas y armoniosas con fachadas de cálidos colores que varían con la intensidad de la luz del día.
Sus calles estrechas y sus escaleras pintorescas conducen a rincones y pequeñas plazas encantadores.
La plaza del ayuntamiento, con sus edificios del siglo XVIII, sus terrazas y sus tiendas es el lugar más animado del pueblo.
En la zona alta, frente a los restos del antiguo castillo, se encuentra la iglesia de Saint-Michel con su bella fachada del siglo XVII.
La torre, antigua puerta de las fortificaciones, fue transformada en campanario de la iglesia en el siglo XIX.
Allí cerca, un mirador ofrece una vista magnífica.
Durante muchos años, la explotación de los pigmentos naturales de la tierra ocre fue una fuente de riqueza para el pueblo.
En el “Conservatoire des Ocres», instalado en la antigua fábrica Mathieux, se puede descubrir la historia de la tierra de ocre, y su utilización desde la extracción hasta la fabricación de los tintes.
A 6 kilómetros de Roussillon, se encuentran las minas de Brioux que se pueden visitar.
Cerca del pueblo, el sendero de Ocres (le sentier des Ocres) ofrece un bonito paseo con carteles didácticos donde se puede admirar la flora y los sorprendentes paisajes formados por la acción del hombre, y por la erosión que esculpió agujas y formas extrañas.
Al atardecer, cuando la luz del sol baña el valle, los colores se vuelven más intensos y la vista es impresionante…
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