
Ciudad de arte y de historia, Quimper, en el departamento de Finistère, tiene un carácter muy bretón. Se encuentra en la confluencia del río Steir y del río Odet considerado como uno de los más bonitos de Francia.

Durante la época romana, quimper ya existía y se situaba en el actual barrio de Locmaria. A principio del siglo IX, la ciudad se extendió hacia el noroeste y se desarrollo alrededor de la primera catedral.

La catedral de Saint-Corentin dedicada al obispo fundador de la ciudad, fue construida entre los siglos XIII y XIX.

Presenta una particularidad: el coro forma un ligero angulo con la nave.

Sus dos torres tienen un estilo anglo-normando muy extendido en Bretaña. Las flechas fueron construidas en 1855.

Cerca de la catedral, los restos de la muralla nos recuerdan que Quimper fue una ciudad fortificada.

En el antiguo obispado, se encuentra el “Musée départemental breton” que presenta objetos arqueológicos y colecciones de arte antiguo y arte popular.

En la plaza, al lado del Ayuntamiento, el “Musée des Beaux-Arts» alberga pinturas de los siglos XIX y XX con obras de la escuela de Pont-Aven.

Frente a la catedral la “rue Kéréon” (calle de los zapateros en bretón), hoy peatonal, es la más animada.

Merece la pena también deambular por todas las calles de la ciudad antigua que tienen nombres evocadores, bellos edificios y casas con entramado de madera:

la “rue des boucheries”, la “rue des gentilhommes” o la “rue du Guéodet” donde se encuentra una casa con cariátides.

Locmarie es un barrio emblemático de Quimper. Allí nació la ciudad y allí se encuentra su monumento más antiguo, la Iglesia románica de Notre-Dame que reemplazó un santuario carolingio del cual subsisten algunos vestigios.

También es el barrio de la cerámica; en 1690, un provenzal, Jean-Baptiste Bousquet creó la primera fábrica de cerámica. Hoy en día, Quimper sigue la tradición y es famosa por los objetos que elabora, todos decorados a mano y firmados por los artistas que los realizaron.

El “Musée de la faïence de Quimper” a orillas del río Odet presenta numerosas piezas de grande tamaño hechas por artistas famosos.

También merece la pena descubrir Quimper a través de su gastronomía. Sus especialidades son los frutos de mar, las ostras, los bogavantes, y claro, las famosas “galettes” de trigo negro, y el Kig ha Farz que es un tipo de cocido. Los postres son deliciosos: El Far Breton, las crêpes dentelles… acompañados con la sidra de la región…

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