
El 14 de enero de 1859, el emperador Napoleón III y la emperatriz Eugenia sufrieron un atentado delante del teatro de la calle Pelletier donde se disponían a ver una ópera. Aunque los emperadores salieron ilesos, hubo víctimas y Napoleón III decidió construir un nuevo teatro de ópera en un lugar más seguro y mejor situado.
La Ópera Garnier se encuentra en el noveno distrito de París.

Se organizó un concurso que ganó Charles Garnier, un joven arquitecto de 35 años poco conocido entonces.

La construcción de la ópera duró 15 años y fue interrumpida varias veces, principalmente por la guerra de 1870 y la caída del imperio. Su inauguración tuvo lugar en 1875 durante la tercera república.

Charles Garnier se rodeó de varios amigos, como el arquitecto Victor Louvet o el escultor Jean-Baptiste Carpeaux que le ayudaron a realizar uno de los proyectos más monumentales del siglo.
El edificio es particularmente representativo del estilo ecléctico de la arquitectura de la época de Napoleón III.

Charles Garnier utilizó una gran variedad de materiales, y la decoración aunque recargada es siempre elegante y fastuosa.

Con el empleo de mármoles de varios colores, de bronce y de oros quiso evitar la seriedad de los edificios de Haussmann y transmitir la idea de que la ópera es un lugar de lujo, de alegría y de fiesta.

La fachada está adornada con estatuas doradas que representan la poesía, la música instrumental, la danza y el drama lírico así como de bustos de compositores.

La rotonda de los abonados es un vestíbulo circular que servía para acoger a los espectadores que llegaban en coches. El suelo está decorado con mosaicos de mármol. El nombre de Garnier esta escondido en la decoración del techo.

Cerca de la escalera, se encuentra el Bassin de la Pythie.

La gran escalera es sin duda uno de los espacios más espléndidos del edificio por su diseño, su altura y la diversidad de los materiales utilizados: mármoles, ónix, cobre. En el techo, magníficas pinturas representan el Olimpo, Apolo, Orfeo…

El Grand Foyer fue concebido como un lugar de encuentro o de paseo para los espectadores durante los descansos. Espléndidamente decorado con numerosas esculturas, pinturas, lámparas, espejos, esta galería recuerda las de los palacios de los siglos XVI y XVII.

La sala de espectáculos, con forma de herradura, con sus balcones, palcos y galerías en cinco niveles está inspirada de los teatros italianos. Fue diseñada para “ver y ser visto”. Los colores dominantes son el rojo y el oro.

Las pinturas del techo no son las originales ; son de Marc Chagall, evocan los grandes compositores de opera y fueron encargadas en 1960.

La lámpara de bronce y cristal pesa 8 toneladas y tiene 340 luces.

Cuando se construyó, el escenario era el más grande del mundo con sus 49 metros de ancho, 26 metros de fondo y 72 metros de alto.
Este ópera, fue conocido durante mucho tiempo como la Ópera de Paris . Desde la inauguración en 1980 de la Ópera Bastille, se la suele llamar Ópera Garnier. Las dos óperas pertenecen a «l’Opéra National de Paris».
Edificio emblemático de la capital, la Ópera Garnier está clasificado como monumento histórico desde 1923.
