
Fundada por los griegos en 600 a,C y conquistada por los romanos en 49 a.C, Marsella, la ciudad más antigua de Francia, es la segunda en tamaño despues de Paris.
Por su situación en el mediterráneo, ha sido siempre un puerto de comercio importante (hoy es el primero de Francia) y una puerta hacia oriente.
Cosmopolita y bulliciosa, Marsella es una ciudad moderna con una larga historia y que ha conservado su carácter mediterráneo.

El viejo puerto, antiguo centro económico de la ciudad es hoy un lugar turístico que sigue evocando los personajes de las obras de Marcel Pagnol: César, Marius… En el muelle de la Fraternité, las típicas pescaderas de Marsella continúan vendiendo sus pescados.
En la zona del puerto, se encuentran el museo des Docks y el museo de la Historia de Marsella.

La basílica Notre-Dame-de-la-Garde, de estilo neo-bizantino, terminada en 1864, domina la ciudad. Para los marselleses que la llaman “la Bonne Mère” es un edificio emblemático.

La basilique “Sainte-Marie-la-Majeure” también de estilo neo-bizantino es la catedral de Marsella. Fue construida en 1850 en el lugar de la antigua catedral del siglo XIII.

A 4 kilómetros del puerto, en el islote de If del archipiélago de Frioul, se yergue una fortaleza: es el château d’If, construido por el rey Francisco Iº. La novela de Alexandre Dumas “El Conde de Montecristo” lo hizo famoso y es uno de los monumentos más visitados de la ciudad.

Contrastando con las calles estrechas y las pequeñas plazas tranquilas de las zonas antiguas, se encuentra la animada Canebière que es la arteria principal y más famosa de la ciudad.

La Ciudad Radiante (la Cité Radieuse) de Le Corbusier, situada en el boulevard Michelet, inaugurada en 1953, es un ejemplo de la arquitectura brutalista (construcción en hormigón crudo). Fue llamada “la maison du fada” (la casa del loco) por su carácter muy innovador para la época.

La costa de Marsella está salpicada de pequeñas playas y calas. Las más bonitas se encuentran entre Marsella y Cassis.

Muchas de ellas pertenecen al “Parque National des Calenques” y ofrecen paisajes maravillosos donde los agrestes acantilados se reflejan en el agua de color turquesa.