Situado en la región de Midi-Pyrénées, a 25 km de Albi, este bonito pueblo medieval, con sus calles tortuosas y sus casas góticas domina el valle tranquilo del río Cérou.
Algunas mañanas de nieblas bajas, aparece como posado sobre una alfombra blanca en el cielo.
Cordes-sur-Ciel fue fundado por Ramón VII de Tolosa en 1222 para reunir a las poblaciones afectadas por las cruzadas contra los albigenses, durante las guerras cátaras.
Para defenderse de sus enemigos, el pueblo se construyó sobre una colina (su punto más alto se encuentra a 320 metros) y está rodeada de murallas.
Se dice que su nombre antiguo Cordoa, proviene de Córdoba porque como la ciudad española, se dedicaba al trabajo y al comercio del cuero, de las telas y de la seda.
Gracias al desarrollo de estas industrias, Cordes-sur-Ciel se convirtió rápidamente en un pueblo muy próspero y los comerciantes y los nobles construyeron lujosas casas que todavía podemos admirar.
Todas se caracterizan por sus ventanas ojivales y las figuras esculpidas en sus fachadas.
Las más representativas son la casa del “Grand Fauconnier” que hoy alberga el museo de arte contemporáneo, la casa del “Grand Ecuyer” y la casa del “Grand Veneur”.
En frente de esta última, se encuentra la Iglesia Saint-Michel, ejemplo de la evolución del gótico del sur de Francia.
Este pueblo también es conocido por su bonita y animada plaza, su pozo de más de 100 metros de profundidad, y su museo del arte del azúcar y del chocolate.
Pero no hay solo piedras e historia en Cordes-sur-ciel. En las primeras terrazas se encuentra el Jardín del Paraíso (le jardin des paradis) que ofrece un agradable paseo entre fuentes, flores y plantas exóticas.