En lengua provenzal “santoun” significa “pequeño santo”. Los “santons “son figuras de barro, pintadas a mano que representan la Natividad y también personajes del pueblo provenzal.
Se dice que fue San Francisco de Asís, quién, al crear el primer belén viviente, introdujo la tradición de la representación del Nacimiento en las iglesias. Poco a poco, los “actores” fueron reemplazados por figuras de gran tamaño, de madera o de cera.
La Revolución Francesa de 1789 tuvo como consecuencia el cierre de las iglesias y la supresión de todas las manifestaciones religiosas. Fue entonces cuando aparecieron los primeros “santons”, en la región de Provenza, es decir las primeras figuras de belén, hechas de miga de pan, para que la gente pudiera representar la nacimiento del niño Jesús en sus casas.
Algunos años después, en Marsella, Jean-Louis Lagnet creó los primeros “santons” hechos de arcilla. Poco a poco se desarrolló y se perfeccionó una técnica que hoy perdura: Con el primer “santon” hecho a mano por el artesano se hacen moldes para producir varias figuras que después del secado y de la cocción al horno son decoradas y pintadas a mano.
Con el tiempo, se fueron introduciendo varios personajes del pueblo, como el tamborilero, la pescadera, el alcalde o el cura.
El “ravi” (el encantado) que representa el ingenuo del pueblo es un personaje esencial del belén ya que representa la sencillez y la alegría.
Existen también figuras que no pertenecen a la navidad y que evocan personajes celebres de la región o personajes históricos.
Actualmente hay alrededor de 240 artesanos que fabrican estas figuras en el sur de Francia.
Conocidos en el mundo entero, los “santons” son un emblema de la Provenza.