A pesar de su nombre, el Pont-Neuf es el puente más antiguo de Paris.
Su construcción empezó en el siglo XVI, pero debido a muchas dificultades financieras y a los desordenes de las guerras de religión, no se terminó hasta el siglo XVII. El rey Enrique IV lo inauguró en 1606.
En aquella época, este puente presenta muchas “novedades” que lo hicieron famoso. Fue el primer puente de piedra en Paris y no llevaba viviendas.
Sus medidas, de 20 metros de ancho y 276 metros de largo, y sus aceras para los peatones representaban grandes innovaciones en aquellos tiempos, así como los balcones semicirculares que se encuentran sobre cada columna y los 384 “mascarones” que lo adornan debajo de la cornisa.
Poco después de la inauguración del puente, Enrique IV mandó construir una gran bomba de agua para el suministro del palacio del Louvre y una fuente que representaba a Jesús con la Samaritana.
El edificio desapareció en 1813 pero los grandes almacenes próximos conservaron el nombre de la Samaritaine.
El Pont-Neuf une las dos orillas del Sena y atraviesa “l’île de la Cité”.
En el terraplén que separa las dos partes del puente, se yergue la estatua del Rey Enrique IV a caballo.
Durante mucho tiempo, este puente, por su amplitud, fue uno de los lugares de paseo favorito de los parisinos. La instalación de pequeñas tiendas de madera de todo tipo en los balcones semicirculares, lo transformó también en un sitio de comercio.
Este puente tán emblemático es todavía el más largo de la capital. Pertenece al patrimonio mundial de la UNESCO desde 1991.
El Pont-Neuf ha sido protagonista de eventos especiales. En 1985, fue completamente envuelto de polietileno por Christo, el artista de land art y en 1994, el diseñador Kenzo lo cubrió de flores para celebrar la llegada del verano y la fiesta de la música.