Situada en Provenza, en el departamento de los Alpes Marítimos, sobre una colina de 750 metros de altura y a 15 kilómetros de Cannes, Grasse está rodeada de campos de flores.
Su micro-clima, cálido y húmedo, es perfecto para el cultivo de flores de delicados perfumes, como la rosa de mayo, el jazmín, la lavanda, la mimosa o el nardo.
Grasse era antes conocida por el curtido y el trabajo de pieles y se utilizaban las esencias de flores para disimular el fuerte olor del cuero. Se dice que la industria del perfume empezó a desarrollarse en el siglo XVI cuando Catalina de Médicis encargo unos guantes perfumados y los puso de moda.
Hoy Grasse es la capital mundial del perfume.
Las principales perfumerías, Fragonard, Galimard y Molinard abren sus puertas al público para ofrecer visitas gratuitas y la posibilidad para el visitante de crear su propio perfume.
En el centro histórico de la ciudad, el Museo Internacional de la Perfumería presenta los secretos de la elaboración del perfume y su historia a través del tiempo.
Grasse también posee un patrimonio histórico importante.
Sus calles estrechas a menudo con escaleras, sus fuentes, sus casas con arcadas, sus plazas pintorescas, los restos de su antigua muralla, nos descubren una ciudad medieval, provenzal y genovesa, fundada en el siglo VII.
La catedral Notre-Dame-du-Puy de estilo románico-provenzal fue construida en el siglo XI.
En su interior, se encuentra un bello retable de Louis Bréa, tres cuadros de Rubens y uno de Fragonard.
En Grasse, la gastronomía también está influenciada por las flores: La fougasse es un tipo de pan de la región. La“fougassette” es dulce y tiene esencia de azahar. Los buñuelos de flor de calabaza son otra especialidad de Grasse.