Situado entre Niza y Mónaco, este pueble encantador, en lo alto de un acantilado, ofrece unas vistas asombrosas sobre el mar Mediterráneo.
Se entra en Èze por una puerta fortificada del siglo XIV. Las calles estrechas, de adoquines, las casas de piedra rodeadas de flores, las pequeñas plazas sombreadas, las fuentes antiguas de agua fresca hacen de este pueblo medieval un lugar de gran belleza.
En el centro del pueblo, con su fachada de color ocre, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Fue reconstruida en el siglo XVIII.
En la parte superior del pueblo, cerca de las ruinas del castillo, el jardín botánico exótico ofrece una importante colección de cactus, suculentas y especies raras.
Desde este punto, a más de 400 metros de altitud, la belleza del paisaje es impresionante y la vista puede alcanzar la costa de Córcega.
Desde el pueblo se puede dar un bonito paseo hacia la playa por la senda Friedrich Nietzsche, llamada así porque, según se cuenta, fue debajo de los pinos y los olivos que bordean este camino que el filósofo escribió la última parte de su obre :”Así habló Zarastustra”…